Why we should celebrate Pride

by Alejandra

Madrid Pride is taking place right now; a week full of celebration aimed at advancing the rights the LGBTQ+ community. There is so much that should be said about the importance of Pride. But because we may not be the ones that should do the talking on this occasion (although definitely the supporting), I have asked my friend Lorena to write a little something. Here are her words (original text in Spanish below):

Being gay or lesbian is considered a crime in 1 of every 3 nations around the world. All in all, 72 countries criminalise sexual relations between people of the same sex, and they are punishable by death in 8 of them.

22 nations have laws to prevent the promotion or public expression of same-sex relationships, and 25 that hinder, or put barriers to, the creation of organisations defending LGBTQ+ rights in their territories. 

In Iran, homosexuality is punishable with lashing. In Algeria, it is condemned with imprisonment, and in Bangladesh, with (up to) a life sentence. The death penalty is applied in Mauritania, Saudi Arabia, Sudan and Yemen. In South Africa, the most gay-friendly nation of the continent, there are still instances of lesbians being raped with the aim of “curing” their homosexuality. 

The law of many other countries allows the persecution and punishment of those who promote LGBTQ+ rights. Russia, for example, has a law against “propaganda of non-traditional sexual relations”.

This is the data that should be considered by all of those who don’t understand why we celebrate Pride. 

In case these realities from around the world are not enough, let’s not forget that nowhere in the world are LGBTQ+ people safe from discrimination, stigmatisation, or violence. Spain may be amongst the most advanced countries, in terms of recognising and protecting LGBTQ+ rights, but it has fallen back to 11th place (according to the ILGA), ranking behind countries like the UK, Belgium, France, Denmark, Portugal, Finland or Malta. 

This drop is due to the lack of legislation that guarantees LGBTQ+ rights throughout the national territory, with great legal disparity at the regional level, and the lack of protection for the trans collective and the right to self-determination of gender.

Spain currently allows for marriage and adoptions by same-sex couples, and applies laws against hate crimes or discrimination at work. However, it has not banned “conversion therapies”, which some politicians recently have come out to defend.

Furthermore, violence against the LGBTQ+ community is on the rise in Spain, according to data from the Ministry of Interior. So far this year, in Madrid alone, 108 homophobic attacks have been registered.

The rise of the far-right in politics, which is already displacing the rainbow flags away from public institutions, aims to make us invisible by taking Pride away from Madrid. Clearly, celebrating Pride is still necessary as a form of normalisation, of consolidating equality and diversity.

We must not forget history. We must not forget that until 1990, the World Health Organisation did not eliminate homosexuality from the list of mental illnesses. We must not forget the Stonewall riots in the United States. We must not forget the Spanish movement for homosexual liberation.

There is no evidence of any heterosexual person suffering harassment or bullying because of their sexual orientation, nor that they have been dismissed from work, beaten to death, or sexually assaulted to “correct” their identity. Heterosexuals don’t have to let go of their partners hands because of uncomfortable glances or obscene comments, nor fear visiting other countries, for how they could be treated. 

For these reasons, and for many more, Pride is necessary. It is not like Father’s Day or Valentine’s Day, nor the village festivities. It is not a fad. 

Fortunately, in Spain we can celebrate Pride. That’s why we have to keep going out onto the streets; against the threat of going backwards, for those who can not, for those who need a positive example, for those who came before us, for what remains to be fought for.

This Pride 2019 must be celebrated in style!


Ser gay o lesbiana se considera un crimen en uno de cada tres países del mundo. Concretamente, 72 países criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y en 8 de ellos puede, incluso, costar la vida.

Son 22 los estados que tienen leyes que impiden la promoción o expresión pública de relaciones entre personas del mismo sexo; y 25 que impiden o ponen barreras a la creación de organizaciones defensoras de los derechos LGTB+ en sus territorios.

En Irán, ser homosexual se castiga con latigazos. En Argelia, está penado con la cárcel, y en Bangladesh supone cadena perpetua. La pena es de muerte en Mauritania, Arabia Saudí, Sudán o Yemen. En Sudáfrica, que es el país más gay-friendly de África, se producen en algunas regiones rurales violaciones múltiples a mujeres lesbianas con el “objetivo de curarles la homosexualidad”. En otros tantos países, la ley permite perseguir y castigar a cualquier persona que promocione los derechos de la comunidad LGTB+, Rusia por ejemplo tiene una ley contra la “propaganda gay”.

Estos datos son los que deberían tener en cuenta aquellas personas que no entienden la celebración del Orgullo gay en un país como España, que se encuentra entre los más avanzados del mundo en cuanto al reconocimiento y la protección de los derechos LGTB+.

Si la situación en el resto del mundo no es suficiente para justificar la celebración del Orgullo, cabe decir que España ha retrocedido hasta el puesto 11 (según la entidad ILGA), situándose por detrás de países como Reino Unido, Bélgica, Francia, Dinamarca, Portugal, Finlandia o Malta. Esta caída se debe a la falta de legislación que garantice sus derechos en todo el territorio nacional, con gran disparidad legal a nivel autonómico y la falta de protección al colectivo trans y el derecho a la autodeterminación del género.

España actualmente permite los matrimonios y adopciones por parte de parejas del mismo sexo, y aplica leyes contra los delitos de odio o de discriminación en el trabajo. Sin embargo, no está entre los que han prohibido las “terapias de conversión”, que han salido algunos políticos a defender estos días.

Por otro lado, en España la violencia contra la comunidad LGTB+ va en aumento según afirman los datos del Ministerio de Interior. Sólo en Madrid y en lo que llevamos de año, el observatorio ha registrado 108 agresiones homófobas.

Con el frente político de ultraderecha que se avecina, que ya está desplazando las banderas arcoíris de las instituciones públicas, que quiere invisivilizarnos llevando el orgullo fuera de la capital, hacen patente que las fiestas del orgullo siguen siendo necesarias. Son una forma de normalización, de integración de la igualdad y la diversidad.

No debemos olvidar la historia, no debemos olvidad que Federico García Lorca fue fusilado por su condición sexual, no debemos olvidar que, durante el gobierno de Carrero Blanco, nació la “Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social”, no debemos olvidad los disturbios de Stonewall en Estados Unidos ni el Movimiento Español de Liberación Homosexual. No debemos olvidar que hasta el 1990, la OMS no eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales.

No hay constancia de que ninguna persona heterosexual haya sufrido acoso o bullying por su condición sexual, ni de que haya sido despedida del trabajo, ninguna ha muerto de una paliza, ninguna ha sufrido una agresión sexual para reconvertir su identidad, ninguna le ha soltado la mano a su pareja al sentir miradas incómodas o comentarios obscenos, ninguna ha dejado de visitar otros países por miedo a ser descubierta.

Por ello, y por muchos motivos más el orgullo tiene sentido y no dejará de tenerlo hasta que a nadie se le siga ocurriendo querer celebrar el día del orgullo hetero. Porque no es un capricho, no es el día del padre, ni San Valentín, ni la verbena del pueblo.

Afortunadamente en España podemos hacer una fiesta de este día y también por eso hay que seguir saliendo a la calle; ante la amenaza de retroceso, por los que no pueden, por los que necesitan un ejemplo, por los que lucharon, por lo que queda, este Orgullo 2019 debe ser celebrado por todo lo alto.

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